Madrid, 16 de junio de 2016

¡Hola!  Curioseando y buscando en la casa del libro encontré un título que llamó mi atención: “Aprender a educar sin gritos, amenazas, ni castigos” y aunque no me lo compré en el momento, no dejé de tenerlo en mi memoria hasta que unas amigas tuvieron el detalle de regalármelo por mi cumple.

Hoy quiero contaros el gran descubrimiento que ha supuesto para mí encontrar este libro ya desde la primera cita a la que hace referencia la autora: “Sea lo que sea en lo que te conviertas no me decepcionarás;  no tengo preconcepciones. No deseo predecir en lo que te convertirás, sólo deseo descubrirte. No me decepcionarás” -Mary Haskell-

A prender a educar sin gritos, amenazas, ni castigos” es la traducción al español, del libro titulado originariamente: “Raising our children, raising ourselves“, en español “Criando a nuestros hijos, criándonos a nosotros“, que según su autora Naomi Aldort, define mejor el contenido del libro.

Aunque todavía no soy madre, estar a diario con niños hace que me cuestione muchas cosas y tenga constante inquietud por conocer más acerca de la educación  durante la primera etapa de su vida. Una etapa tan importante que determinará muchos de sus comportamientos de adulto así como parte de su personalidad.

La lectura de este libro me ha hecho descubrir lo fácil y a la vez tan complicado que puede ser la educación de los niños porque necesitamos un cambio en nosotros, los adultos, para poder dejar ciertas conductas aprendidas y heredadas de generación en generación utilizadas en el trato con ellos. Muchas veces estos comportamientos salen solos, sin que nosotros nos lo propongamos, pero podemos cambiar eso si de verdad queremos y deseamos que los niños crezcan de manera sana. Sacar lo mejor que hay en cada uno de ellos es posible sin necesidad de controlarles, ni de castigos ni de amenazas.

Es fácil porque tan sólo necesitamos conocer las necesidades que tiene el niño y su comportamiento para poder comprenderle y establecer una relación de amor con él. Y, a la vez complicado porque necesitamos reeducarnos a nosotros mismos para dejar de intentar ejercer un control sobre el niño para que muestre cuál es su voluntad y sea él mismo, no quien nosotros quisiéramos que fuese. Si nos pusiésemos en el lugar del niño, entenderíamos que muchas situaciones complicadas que se dan con él, realmente no lo son, ya que, si nos sucediesen a nosotros, como adultos, tampoco nos gustaría que nos tratasen como lo hacemos con él.

Se trata de desaprender muchas cosas de las aprendidas y de los pensamientos  que nos llevan a no conectar con el niño y a no comprenderle.

RaisingchildrenEn el libro encontraréis muy detalladas y desarrolladas en profundidad cada una de las necesidades emocionales básicas del niño (ya que la autora dedica un capítulo a cada una de ellas). Lo mejor es que Naomi nos lo cuenta con un montón de ejemplos de situaciones reales que ella misma ha vivido con diferentes familias con las que ha trabajado. De esta manera nos podemos sentir identificados con muchas de las situaciones que muestra y nos puede ayudar a poner en práctica otra manera de relacionarnos con los hijos.

Destacaría un montón de cosas que me han encantado del libro, pero me quedo con dos ideas: la necesidad de la validación de los sentimientos de los niños, hacerles sentir que nos importa lo que les sucede, aunque muchas veces nos parezca una tontería o que no tiene importancia, para ellos sí, igual que nosotros queremos que a las personas que queremos les importe lo que nos pase.

Y el amor incondicional hacia el niño, da igual lo que haga o como sea él para sentirse seguro necesita nuestro amor a pesar de todo. De esta manera crecerá no sólo sintiéndose seguro, también con confianza, autoestima y se sentirá capaz de TODO. Esto no quiere decir que no haya que poner límites (este tema para otro post), pero os animo a que no os perdáis detalle de este magnífico libro para comprender esto y muchas cosas más que no tienen desperdicio…

Según la autora, Naomi Aldort, es necesario un cambio de paradigma, una nueva forma de entender la educación de los hijos para que crezcan felices, con alegría y en armonía. Así lo entiende ella:

        “No se trata de controlar al niño sin aplicar mano dura, se trata de una forma de ser y de comprenderle para que saque lo mejor de su interior, no por miedo, sino porque es lo que quiere hacer por voluntad propia.

         A veces se dice algo o se actúa de  una forma que luego se lamenta y el motivo de este arrepentimiento es que, en el fondo, uno sabe lo que está bien.

         En este libro aprenderá a diferenciar los pensamientos improductivos del amor que siente hacia su hijo, de modo que podrá actuar con integridad y ser fiel a quien es en realidad, una madre o un padre cariñoso.

         El concepto del control no ha cambiado, y “fomentar la colaboración” es ahora la nueva terminología empleada para referirse al viejo control. El control no es eficaz porque los humanos nos resistimos a él por naturaleza. Tanto si se trata de coerción moderada como de manipulación encubierta, el control ejercido causa los problemas que intentamos solucionar.

         Muchos padres ya saben cómo controlar a sus hijos pacíficamente; lo que no sabemos es cómo NO controlarles y vivir en paz y armonía con ellos. Conocemos métodos de control pacífico como las consecuencias naturales, el tiempo de reflexión “no punitivo” y acordado, el fomento de la colaboración, las recompensas y los elogios. En cambio, la obediencia , la conformidad e incluso la colaboración significan que el niño ha sucumbido a la voluntad del adulto, aunque parezca satisfecho con ello (porque desea el amor de los padres y se siente aliviado al ganárselo).

       El propósito de este libro, por tanto, no consiste en enseñar a los padres a promover la colaboración, sino a proporcionar el poder de la autorrealización tanto a uno mismo como al niño. Un niño autónomo, cuya vida sigue el curso que él elige, actúa productivamente porque lo desea. Actúa por amor y alegría no por miedo ni por la necesidad de ganarse la aprobación.

          Aprenderá usted a aislarse de sus reacciones emocionales y de sus condicionantes para que e l niño sea quien es sin ser frenado por el pasado del padre, su ansiedad ante el futuro ni su preocupación por lo que otras personas puedan decir acerca de su papel como padre. Aprenderá a mimar sin dar forma, como un jardinero que riega las flores, pero no las ayuda a abrirse, ni tampoco elige sus formas ni colores.

        Las preguntas típicas: cómo “conseguir” que haga sus tareas, no alborote, no coja berrinches, se coma la cena, etcétera, reflejan el deseo de controlar al niño. Se pretende que el niño haga lo que los padres quieren; el niño tiene que olvidar lo que él quiere , lo cual significa dejar ser él mismo. Pero hacerle olvidar su voluntad provoca la mayoría de dificultades que tenemos con los hijos. El niño que dirige su propia vida es el que actúa productivamente, porque actúa desde el amor y la alegría, no desde la ira, el miedo y el estrés.

         Si tiene usted la valentía de confiar en su hijo para que tome las riendas de su propia vida, disfrutará usted de una paternidad más plena, en que se enamorará de las singulares preferencias y deseos de su hijo. Este amor es incondicional -amar a su hijo, no la idea de cómo debería ser- El amor es amor sólo cuando no hay condiciones. En el momento en que se utiliza el amor como recompensa a un comportamiento o un logro, deja de ser amor y se convierte en una lección sobre dar y recibir.

        En este libro, aprenderá a quitarse la armadura y dejar que el amor fluya sin barreras. EL AMOR INCONDICIONAL ES LA RECOMPENSA EN SÍ.

        En cada momento difícil con el niño, puede usted elegir: impedir que el niño sea como es para seguir con los métodos antiguos o crecer como persona y unirse al niño en su viaje. Él es su maestro. Las personas que saben dónde van y llegan a la realización personal crecen en familias donde los padres crecen junto a sus hijos. Nuestra búsqueda de control no es un defecto ni un error. Seguimos inocentemente los pasos de nuestros mayores, basados en el miedo. Ellos pensaban que los niños no maduran y se convierten en adultos a menos que los padres les modelen. La paternidad es mucho más sencilla cuando se da cuenta de que los niños ya vienen diseñados para florecer cada uno a su manera.

         En este libro encontrará el alivio de la carga que constituye el deber imposible  de modelar seres humanos. La naturaleza cumple su cometido; no corresponde a los padres convertir a un bebé en un adulto en veinte años. Es responsabilidad y privilegio de los padres cuidar a los hijos mientras crecen.

           Los siguientes capítulos están basados en la comprensión de que las ideas vienen y van sin nuestro control; nosotros no las elegimos. Estas ideas o pensamientos no son útiles ni siquiera verdad, y no tenemos por qué obedecerlas. Si queremos que nuestro futuro como humanidad sea diferente a lo que ahora parece, debemos permitir a nuestros hijos crear a partir de quienes son y no de quienes queremos que sean. Nuestras aspiraciones se basan en ideas heredadas del pasado.  No puede haber cambio alguno si se repite el pasado y se obedecen los pensamientos basados en el viejo miedo.

         La paternidad es un camino hacia la madurez y el crecimiento si nos atrevemos a aprender más y enseñar menos. Cuando se tiene la valentía de dejar de defender la manera en que se es o la manera en la que los padres le educaron a uno, uno se puede abrir a la posibilidad de ser mucho mayor, más magnífico y capaz de lo que uno mismo creía.”

Espero que después de leer esta pequeña introducción que hace la autora os quedéis con ganas de más y no dejéis de leerlo, de verdad, merece la pena. ¡¡Que lo disfrutéis!!

Para terminar os dejo varios links, con una pequeña entrevista a la autora del libro y algunos artículos que ha escrito que me han parecido interesantes:

  • Entrevista a la autora Naomi Aldort (en inglés con subtítulos)

 

 

 

Encontraréis más información en su web: www.naomialdort.com

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